Si hubiese un lugar para mí,
iría y me escondería.
Me haría un buen cojín
de sorpresas y mentiras.
Soñaría con el sol
que me bañaría cada día
y de cara al viento
escribiría lo que siento.
Dejaría que la marea
me llevara a otro puerto
y con imágenes grabadas
escribiría otro cuento.
Mi escritura sería
mi arma de fuego
y con ella montaría
un gran revuelo.
Cambiaría lo que no me gusta
y buscaría consuelo
en ese abrazo que ansio
y esos ojos que anhelo.
Y allí donde deje mi ancla
me verán nacer cada día
entre suspiros y algún susurro
empezaría de nuevo.