dissabte, 24 d’octubre del 2015

Si hubiese un lugar para mí




Si hubiese un lugar para mí,
iría y me escondería.
Me haría un buen cojín
de sorpresas y mentiras.

Soñaría con el sol
que me bañaría cada día
y de cara al viento
escribiría lo que siento.

Dejaría que la marea
me llevara a otro puerto
y con imágenes grabadas
escribiría otro cuento.

Mi escritura sería
mi arma de fuego
y con ella montaría
un gran revuelo.

Cambiaría lo que no me gusta
y buscaría consuelo
en ese abrazo que ansio
y esos ojos que anhelo.

Y allí donde deje mi ancla
me verán nacer cada día
entre suspiros y algún susurro
empezaría de nuevo.



Me encontraba surcando por mareas,
trumultosas, traicioneras.
Me perdía en el brillo del día...
y te encontraba, y te perdía.

Si me vieras, no creerías,
perdiéndome en este mar
entre ideas y cacerías,
de palabras, de motivos.

Busco la luz del día,
y me pierdo entre las lágrimas del cielo.
El día me trae recuerdos,
la noche me trae el olvido.

Me encantaría encontrarte,
allí donde deje mi ancla.
Me gustaría saber,
donde estarás en dos días.

Soñaré despierta,
entre páginas y versos,
y el azul del día
me traerá buenos recuerdos.

Me siento sola

Escribí este poema hace dos años y medio, pero lo recupero ya que en las últimas semanas he estado sintiéndome así y estoy muy orgullosa de cómo me quedó en su momento.




Me siento sola,
perdida, confusa,
pequeña, marchita,
caída, pequeña, vacía.

Olvidada, dejada.
Me siento sola, sin nadie.
La gente camina aturdida,
apuesto a que se sienten como yo.

¿Dónde se fueron los días,
perdidos, marchitos,
en que reíamos y reíamos
y explotábamos de alegría?

Y las sonrisas,
caídas, olvidadas,
incomprendidas,
insaciables, inimaginables.

Los sueños, ilusiones,
metas y caminos.
Los deseos, las ganas,
¿dónde triunfó el destino?

Nos dejamos perder
y él nos atrapó,
nos intentó juntar,
pero ya no encajábamos...

Lo seguiremos intentando,
pero los días están perdidos,
marchitos, agotados,
oscuros, calcinados